El viernes 19 de mayo fui jurado de «The Entrepreneurial Challenge», la actividad final de un programa de intercambio entre la Universidad de Belmont, en Nashville, Estados Unidos, y la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Cuyo. Este desafío era una presentación de un plan o proyecto de negocios de tres equipos, integrados por alumnos de intercambio y alumnos de Mendoza. Fue en inglés, lo que supuso para los alumnos de Mendoza nervios dobles, ya que algunos lo manejaban excelentemente, y otros hicieron un esfuerzo extra.
La experiencia fue nueva para mí, estuve muchos años del lado de los alumnos (pasé por una competencia de negocios en 2008, la primera de Endeavor en Mendoza), y esta vez tenía que dar puntaje y feedback, en inglés también. Me quedé pensando luego en varias cosas, como por ejemplo, lo difícil de presentar una idea en 10 minutos. De hecho is comentarios en su mayoría fueron «creo que pasaron muy rápido tal slide» que no sé si revela mi edad o mi interés por profundizar cosas; o también, los hábitos que me dejó el Doctorado! Piensen que mi exposición de defensa de tesis fue de 45 minutos.
Por otro lado, los alumnos tenían que cumplir ciertos requerimientos o les habían pedido contemplar aspectos como la viabilidad económica, la responsabilidad social empresaria, la innovación (no buscar simplemente ser un copycat), entre otros. Sobre la RSE o Corporate Social responsability, cómo disminuir la desigualdad, educación, etc. En el caso de los ganadores, «Momentos» la idea nos pareció a todos la más realizable, un photo booth para bodegas, por supuesto les di el feedback tecnológico/digital para complementar su modelo de negocios (hey, yo pagué 1000 pesos para que me manden una foto en PDF subiendo el Campanario en Bariloche). Tampoco quiero extenderme más o contar todo lo que pasó ahí adentro, pero permanentemente pensaba «cómo se beneficiarían de cierto aspecto ´crítico’ de las ciencias sociales», y a la inversa «qué bueno sería que la academia en Argentina deje de demonizar al sector privado», a chicos como estos que se entusiasman pensando en qué hacer con su futuro.


Me quedé pensando también qué lástima que en nuestro país todo es grieta: el emprendedorismo y estas iniciativas son neoliberales para la academia anticapitalista, mientras creo que son ámbitos que podrían y deberían interactuar y enriquecerse, no en el sentido del dinero, sino del conocimiento y los aprendizajes. En realidad, el sector tecnológico y emprendedor de pasó de tener la mejor reputación, a ser visto como el culpable de casi todos los males del presente y el futuro. En Argentina, y en el mundo. Sin embargo, se ve una fuerte tendencia interdisciplinar por esta necesidad de ver un fenómeno desde distintas lentes, y de investigarlo y conocerlo desde diferentes disciplinas. Les pongo un ejemplo muy fresco: la Universidad de Berkeley inauguró un nuevo college interdisciplinario (College of Computing, Data and Society). Esto no es nuevo sino que sigue la tendencia de otras varias. En la cuenta de Instagram mucha gente preguntaba «por qué ese nombre?» «¿Por qué le ponen al final el society»?
