Pensar indisciplinadamente

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«Como que las cosas que me preocupan no pueden ser tematizadas, y les encuentro mucho movimiento, y hay que seguirles el movimiento. (…) Si uno quiere de verdad aprender a andar en bicicleta, tiene que aprender a moverse como una bicicleta.

Todo el tiempo uno se va moviendo con las cosas que se mueven. Cada vez que uno se mueve, algo se desplaza. Siempre estamos en arenas movedizas.«

Carlos Skliar

Ya estoy casi en el final de mi primer año de Doctorado. Entre otras cosas, es divertido volver a tener clases, y reencontrarme con gente y espacios de la universidad.

Estoy disfrutando «cruzarme» de facultades, cursando seminarios que además de ayudar a sumar créditos vienen muy bien. Aunque al principio el paso de lenguaje de las Ciencias Sociales a la Filosofía me ponía bastante nerviosa, sobre todo por la precisión que se busca en ciencias sociales, y por cómo hay que no-buscar-precisar a veces en filosofía o quizás no «llegar» a ninguna idea o síntesis. En Políticas hablamos del conocimiento. En Filosofía, del saber.

«La filosofía es la indisciplina del pensamiento», una de las citas que mencionó Walter Kohan en el primer seminario que dio en Mendoza la semana pasada, llamado «Materiales, Procesos y Sujetos». (foto de libro sobre Sócrates)

Cuesta ordenar el pensamiento, sobre todo a la hora de superar la ansiedad por querer empezar a escribir, pero más cuesta pensar, o indisciplinarse, generar la crítica. Y por eso mismo este año intenté examinar un poco desde afuera mi práctica desde otra disciplina: la indisciplina del pensamiento.

Otra cosa que me pasó en este primer año fue también «cruzarme» con varios autores que ya tomo como compañeros de viaje para los próximos años, entre ellos Deleuze, que me transmite una tremenda pasión por esto de pensar indisciplinadamente, y que aquí cita a Foucault:

“.. ¿qué puede ser hoy la filosofía -quiero decir la actividad filosófica- si no es el trabajo crítico del pensamiento sobre sí mismo? Y si no consiste en tratar de, en lugar de legitimar lo que ya se sabe, saber cómo y hasta dónde sería posible pensar de otro modo. Siempre hay algo de irrisorio en el discurso filosófico cuando quiere, desde el exterior, imponer su ley a los otros, decirles dónde está su verdad y cómo encontrarla, o cuando se empeña en constituir su proceso como positividad ingenua, pero está en su derecho de explorar lo que, en su propio pensamiento, puede ser cambiado mediante el ejercicio que hace de un saber que le es extraño.” (En Deleuze, «Foucault», 1984.)

Esta entrada tiene un comentario

  1. Alejandro Noli

    «Cuesta ordenar el pensamiento, sobre todo a la hora de superar la ansiedad por querer empezar a escribir»
    Nada como escribir para ordenar el pensamiento… Antes se pensaba y se escribía en papel, ahora el cambio va por lo tecnológico. Se percibe indisciplinado, tal vez, escribir en internet o en un medio poco palpable como los bits de una computadora, ¡son arenas movedizas!

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