Nati Carfi: Coordinadora de Gobierno Abierto en Chile

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  • Última modificación de la entrada:12 octubre, 2017
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Nati Carfi es una amiga porteña que conocí en 2011, cuando ambas participábamos en el programa de mentoreo de Vital Voices Argentina, y que en ese momento trabajaba en la Legislatura de CABA. Cuando me contó que se mudaba a Santiago para coordinar la oficina de Gobierno Abierto del país trasandino, le pedí que me cuente un poco por skype:

Natalia Carfi
Natalia Carfi

Tuti: Contáme un poco sobre el escenario al momento de tu llegada y qué pensás hacer ahí.

Nati Carfi (NC): Además del trabajo de hormiga -interno- que tengo que hacer con las instituciones y ministerios, Chile está trabajando en la OGP (Open Government Partnership), por lo que apenas llegué teníamos que armar un plan en mes y medio para presentar.

Gobierno Abierto (GA de ahora en adelante) era una política que ya se estaba implementando en Chile pero ahora nace un área específica, la de Gobierno Abierto, en la Unidad de Modernización, dentro de la Secretaría General de la Presidencia, que es un Ministerio Coordinador. Esta ubicación tiene todo el sentido ya que se requiere un trabajo transversal con todas las áreas.

En Chile hay leyes y las cumplen. Ya hay regulaciones sobre GA, hay un instructivo de GA de la Presidencia de hace dos años (gestión anterior) en el que implementan la web de GA e invitan a las instituciones a publicar cinco datasets para publicar datos abiertos y así nace. Sin embago, se trabajó desde el lado legal y no del de la cultura (el que nos interesa) por eso las instituciones publicaron los datas sets, cumplieron el instructivo en forma perfecta, pero no siguieron trabajándolo.

El cambio cultural implica entender que los servidores son públicos, que cada organismo o institución es generadora de datos públicos, que la información es generada con fondos públicos, es decir, es pública y no de ellos.

Tuti: Entonces, el marco de trabajo para implementar Open Gov en Chile fue creado por Piñera ¿Cuál es el desafío por delante con Bachelet?

N.C: La gestión anterior lo inició, y en su contexto estuvo bien desde lo técnico. Montó el portal, los primeros datasets, pero desde esta gestión les vamos a dar otro giro: vamos a ir por la calidad de datasets, no tanto por la cantidad (que no sean todos informes de catastro o inventarios de sillas)

Una política de datos abiertos no se termina con las publicaciones de datos. Si bien es súper necesario la creación de un portal y la generación de conciencia sobre el tema, dentro de esos datos hay información. Tenemos que apuntar a todos los que reciben esos datos: desde periodistas hasta ONGs «dateras» o periodismo de datos (como lo que hace La Nación) para que los tomen para que encuentren las historias dentro de los datos. Y el gran tema es cómo bajar los datos a la ciudadanía directo, sin intermediarios.

Hacer que se entienda cuando se habla de “datos abiertos” es un gran tema. No es sólo transparencia sino participación, agrandar la espalda, crear co-responsabilidad empoderando al ciudadano para que sepa qué hace su gobierno. Para esto, entre otras actividades, vamos a hacer una maratón de visualizaciones, principalmente sobre datos de desigualdad en Chile, un tema muy especial en este país, y para eso estamos convocando a diseñadores, a estudiantes de facultades de ingeniería, entre otros, a generar de una forma impactante para la gente datos sobre la realidad local, para ver qué datos hay, cuáles no. La idea fue no competir con las hackatones que vienen haciendo algunas organizaciones, y de allí la idea de este evento más orientado a crear conciencia o cultura sobre el tema.

Tuti: ¿Cómo es tu trabajo «intra» -al interior del sector público- para que las instituciones publiquen?

N.C: Mi trabajo al interior es que conozcan los formatos, y que vayan publicando de a poquito lo solicitado y aquello que pide la ley de transparencia. Con tal de que empiecen a publicar, intentamos no complicarles la existencia.

También depende mucho de cada institución: qué base de datos tienen, cómo guardan la información (algunos siguen escribiendo las cosas en papel), la idiosincracia, etc. Cada institución tiene que ser capaz de poder publicar sus propios datos.

Tuti: ¿Qué hay que tener en cuenta para llevar adelante una política de Gobierno Abierto?

N. C: Si bien no está muy claro qué significa en cuanto a política pública porque cada gobierno lo implementa como quiere, una iniciativa de este tipo tiene tres pilares:

– Participación
– Colaboración
– Transparencia

Este último tiene otro color en Chile, es muy fuerte ya que hay un Consejo para la Transparencia, encargado de asegurar la transparencia en cada institución. Los funcionarios que infringen ciertas regulaciones pueden ver hasta quitas en sus sueldos, y se cumplen.

Si bien en Argentina estamos más acostumbrados a que sea un tema vinculado a la corrupción, no es el caso en Chile ya que todo se controla y audita: la impronta de transparencia es la que le da la llegada al ciudadano.

Los planes de Nati para los próximos meses son seguir con ese trabajo de hormiga que cuenta, para profundizar una política de gobierno cuyo marco ya dio Chile hace un par de años con un trabajo regulatorio. Cuando le pregunté por el caso argentino me comentó que era difícil hablar al respecto porque lo único que hay en Argentina «citable» es el caso porteño, primero, porque no hay una Ley de Acceso a la Información a nivel nacional, que lleva a que todo lo que «publican» no siga los estándares que requieren estas políticas; y segundo, porque por la primera las provincias no han tenido obligación de implementar políticas del tipo.

También está muy involucrada en hacer sinergia a nivel regional: a fin de año va a estar participando también en Abrelatam, un evento en D.F en el que se hacen paralelamente dos actividades: una desconferencia organizada por la sociedad civil, enlazada a una conferencia de datos.

Me pareció buena idea hacer esta mini entrevista porque es un tema casi inexistente en las provincias, y porque el hecho de que haya dos argentinos (más algunos colombianos) en el equipo de Chile muestra las ganas de sumar gente joven y con experiencia, y de cualquier lugar del mundo, más que hacerlo un tema burocrático.

Una política de gobierno abierto implementada en Argentina llevaría indefectiblemente a que los respectivos gobiernos provinciales se preocupen por generar estadísticas que en muchos casos se dejaron de relevar, y que ofrecen datos e indicadores útiles para los ciudadanos, no sólo para ONGs y periodistas.

Y si bien no soy para nada fan del modelo chileno de comercio abierto y yankeezación hay un ejemplo notable sobre cómo un gobierno liberal-de derecha sienta las bases, y otro progre las profundiza, con sus variantes, seguro, pero la mantiene como política de estado, siempre pensando en el ciudadano.

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