Hoy se recuerda a John Dewey, uno de los grandes filósofos, norteamericanos, referente del pragmatismo (20 de oct. 1859–1 de jun. 1952) . Algunos libros de él que consulto «Experience and Education» «El Hombre y sus problemas».
Estos años lo leí de forma intermitente, sobre todo por la influencia que tuvo en el programa de Filosofía para Niños y Jóvenes, sobre el cual conocí en los cursos que hice en la UNCuyo.
Dewey tuvo una influencia particular en Matthew Lipman, el creador de este programa que luego fue adaptado a una versión latinoamericana que se denominó Filosofía con Niños y Jóvenes. La inspiración de Lipman fue la de la concepción de la educación como formadora de ciudadanos, y la de la experiencia de los estudiantes como principal fuente de los programas educativos.
Dewey es conocido por el «aprender haciendo», pero muchas veces se cree que esto ignora el conocimiento. Es al revés, la concepción pragmatista supone una relación directa entre el pensar y el hacer. Es lo mismo que plantea Richard Sennet: una relación íntima entre la formulación de problemas y la búsqueda de soluciones.
¿Cómo se refleja esto en la filosofía de Dewey? Lo pueden ver en los ejemplos sobre qué es «pensamiento crítico», la habilidad educativa que en su época suponía una revolución frente a la educación como mera recepción de contenidos magistrales dictados por un profesor. En todos esos ejemplos pueden ver cómo para Dewey la experiencia no se trataba de «ah, lo que viví ayer y aprendo a partir de eso», sino un conocimiento aplicado a situaciones en las que se toman decisiones. Esa toma de decisiones, y la acción elegida, revela el conocimiento que tiene/tenía la persona.
Por eso, lo que se intenta con esta concepción es hacer parte de un proceso de pensamiento a los estudiantes, no enseñar habilidades o conocimientos empaquetados.
Por eso su influencia en el programa de Lipman de Filosofía con Niños se plasmó en manuales y novelas: estaba estructurado a experiencias de niñas y jóvenes. Vi algunos de esos manuales, los trabajamos en estos cursos, y son muy interesantes, pero siguen respondiendo a una realidad que para la corriente latinoamericana era dificil de adaptar/usar por nuestras tierras. Por ende se reconceptualizó toda la concepción sobre qué es específicamente la «experiencia» en la que se basa el aprendizaje como proceso o procedimiento que involucra el pensar.
Este fin de semana, preparando unas clases estuve releyendo algo de Dewey, y me acordé de la vez que visité el Teachers College de la Universidad de Columbia. Pasé por NY después de exponer un trabajo en el congreso de Aprendizaje Conectado del MIT. Fueron unas horas, pero me gustó mucho conocer esa facultad, en la que Dewey enseñó Filosofía de la Educación..
Éste fue el último lugar en el que Dewey dio clases, y es en donde también hizo su doctorado Angélica Mendoza, política y pensadora mendocina que estudió las ideas de Dewey y presentó el primer escrito doctoral en español en esa universidad (auque fue en otra facultad, pero de esa universidad. Esto lo leí en el excelente trabajo de la Florci Ferreyra de Cassone). No estaba familiarizada con la historia de A. M hasta que una compañera del doctorado nos comentó que también había influenciado la formación de los primeros programas de ciencias sociales en Mendoza, además de ser una pionera del feminismo en el país.

¿Te interesa este tema? Consultá los artículos que publiqué sobre modelos de aprendizaje inspirados en estos programas. Networked Inquiry and Performative Knowledge y «De la comunidad a la red de indagación»