Reseñas de libros: «Frutillas» de Lucía Gorricho.

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Hacía años que no compartía una reseña de libros en el blog, en general mi incentivo es escribir para publicar en revistas científicas (Y sí…). Pero este libro es una joyita hecha con mucho amor, y es mucho más profundo de lo que pensé. Lo leí en 2 días. #Cuarentena

Si te interesa la pedagogía, la educación y la realidad de muchos niños de Argentina te recomiendo leerlo. Y si no es tu área pero querés saber sobre lo que viven profesores como Lucía, y niños de minorías en los colegios públicos, también.

Mi historia con Frutillas empezó cuando leí en el muro de Facebook de alguno de mis amigos/as el famoso «Dijo que no sabía nada». Casi me descompongo de la ternura del relato y desde ahí me puse en contacto con Lucía por las redes sociales y esperé unos 2 años para tener el libro (posta).

Todo empieza con la historia de Gabriela, una estudiante de la comunidad boliviana, de una escuela pública que le dijo a Lucía, profesora de Geografía, que no sabía nada de lo que le preguntaban para aprobar el examen. Y ahí empieza todo el ejercicio pedagógico y la maravilla que generó Lucía al cambiar el enfoque de la evaluación y preguntarle: «¿Y de frutillas sabés?».

Ese ejercicio tiene muchísima importancia porque en primer lugar se vincula con su disciplina, que es la Geografía, y en segundo lugar con una tremenda empatía y consideración del ser humano. Esto implica ver a una niña como sujeto de conocimiento, y demuestra la diferencia entre un educador, un docente, que no sólo sabe de pedagogía sino que se compromete con que su alumna aprenda, desde su experiencia, con sus palabras.

«Ella argumentaba no saber porque esperaba ser evaluada con el mismo método con el que se la había evaluado hasta ese entonces, pero la pedagogía, por suerte, fue evolucionando».

«La entrada al aprendizaje tiene que ser siempre desde la comprensión de las cosas«. p. 48

El relato de la evaluación a Gabriela muestra cómo Lucía crea un nuevo camino por el que Gabriela puede transitar con su conocimiento, y lo vincula con actividades que la geografía estudia, aunque no hayan sido las incluidas en la evaluación inicial.

La actividad económica del cordón Marplatense tiene una gran presencia de comunidad boliviana, y de niños, que por ende, como no tienen quien los cuide o muchas veces no pueden ir a una escuela cerca trabajan junto a sus padres en la cosecha de frutillas. Eso está bastante naturalizado en el relato de Gabriela, y es fuerte ya que nos lleva al tema de «erradicar el trabajo infantil» y cómo se vincula con darle posibilidades a esas familias para que tengan un trabajo digno, comida, y escuelas cerca. Mientras leía pensaba en las condiciones de prácticas agrícolas y del estilo en Mendoza.

El libro tiene una parte sobre el relato del «Dijo que no sabía», y sobre el tremendo impacto posterior. Porque como me llegó a mí le llegó a gente de toda América Latina. Evidentemente es una realidad con la que se vieron identificados muchos docentes, y alumnxs. Además, cuenta que la familia de la chica fue perseguida porque este lindo relato de fondo tenía una situación irregular de trabajo infantil como les comenté recién. Todo el desarrollo posterior sigue mostrando el compromiso de Lucía desde que se cruzó con Gabriela y esa escuela.

Habiendo pasado por aulas en estos años, y viendo cómo se quejan la mayoría de los profesores sobre lo que pasa con los alumnos, no pude encontrar mejor respuesta que Frutillas. Una profesora que en vez de ponerle un 0 a una alumna la invitó a compartir de aquello que sí sabía, despertando su curiosidad y haciéndola escribir como ejercicio de comunicación y aprendizaje. Eso es único y diferencia a Lucía de muchos otros/as. Las ganas, y el compromiso, despertar algo en la otra persona.

«El desafío actual en el terreno educativo, consiste en impulsar experiencias pedagógicas que demuestren desde la práctica, que es posible otra manera de enseñar y aprender». Lucía Gorricho.

Me gustó especialmente la pedagogía y la metodología que aplica Lucía. Se refleja en la sección en la que aborda formas de trabajar en el aula con más participación de los chicos como en la elaboración de fanzines, de programas de radio, en donde hay investigación y un involucramiento que les genera una chispa, una curiosidad y genera resultados.

Foto Vía Clarín

Hay mucha reflexión de ese tema, y una conexión entre la geografía y el conocimiento, que me deja muchas reflexiones a nivel teórico-académico.

También hay una posición ideológica muy fuerte, que denota compromiso y que va desde la evaluación hasta la forma de imprimir y distribuir el libro.

Lucía se refiere a Paulo Freire y la pedagogía de la liberación, hay citas a Iván Illich, y mucho material pedagógico que leía por primera vez, que quizás tenga que ver con que Lucía se desempeña en un campo que desconozco como es la Geografía, y en particular la Geografía Crítica. A Freire lo leí poco, y me gustó pero nunca lo trabajé. Pero lo que veo en esas pedagogías del sur, y que me ha generado algunos intercambios no muy placenteros con gente en seminarios y cursos es un peligroso coqueteo con las pseudociencias.

«los saberes que contempla la permacultura se grafican usando un mandala evidenciando igual jerarquía entre unos conceptos y otros. Los pétalos de cada flor reflejan que los principios tienen el mismo nivel de importancia» p. 157.

En el momento en que entran los mandalas y ritos de comunidades a mezclarse con un intento de pedagogía estamos en problemas. No soy la primera que señala esto, y aunque son válidos los «saberes» en otras formas de ver la cultura, la educación, etc. , no necesariamente son conocimiento científico. Y lo que la ciencia nos otorga, hoy, es un lenguaje común, la posibilidad de que una pedagogía o metodología pueda ser replicada, analizando todos los pros y contras.

Admito tener ese prejuicio cientificista. Me parece que partir de la posición de la resistencia hace que se queden en esos ámbitos de «oposición a». Es como la dialéctica, siempre hay una negatividad que lo que hace es partir del punto de vista que estableció otro. Lo entiendo, me parece válido, son formas, pero para que realmente cambien un sistema que excluye, tienen que jugar con las reglas del cientificismo.

Por otro lado, me faltó ver más citas/notas al pie de algunos extractos, para poder buscar mejor las referencias. El doctorado es un corset difícil de sacarse, pero a la hora de leer y de investigar te genera ese hábito de querer ir a la fuente. Es como que Lucía nos da todo el paisaje y si luego queremos consultar más las referencias de algunos extractos se me pasaron o no las encontré en las referencias inmediatas.

«Un sistema que incluye para luego expulsar. En una comunidad de iguales no puede existir ni la exclusión ni la inclusión.» Jacques Ranciére

Esta fue la frase que más me gustó, y me parece que refleja el estado actual de la educación. Cuando tecnócratas, funcionarios y políticos que no tienen idea de lo que pasa en las aulas proponen cosas «modernas» para incluir a los chicos al mercado laboral» hay que darles Frutillas. Hay que decirles que lo que hay que cambiar es la relación alumnos-profesores, hay que dejar de ignorar los contextos, y no pensar a la escuela como un lugar aislado. Al desinterés se lo cura con empatía. En Mar del Plata y en Mendoza se viven cosas parecidas.

Página de Facebook de Frutillas

Blog de Lucía Gorricho

En Mendoza lo consiguen en Almacén Andante

Esta entrada tiene 2 comentarios

  1. Lucía Gorricho

    Gracias Magdalena! Muy completa tu reseña. Se nota que te gustó el libro y que te movilizaron algunas historias. Con respecto a la ausencia de notas al pie fue una decisión por cuestiones de simplicidad en el diseño. Lo que hice fue usar comillas para citas textuales y atrás del libro van mis referencias bibliográficas (es como una foto de mi biblioteca para que se sepan cuáles son los textos fundamentales que sostienen mis ideas). Es un libro síntesis. Hay mucha información resumida y la idea es despertar intereses para que sigamos buscando respuestas a los problemas sociales y ambientales que nos afectan, sobre todo en el área de la educación.
    Con respecto al gráfico en mándala de la Permacultura no lo publiqué porque no encontré una buena versión resumida. De todas maneras comprendo la crítica. En lo personal estoy convencida que la Ciencia moderna es necesaria pero no es suficiente para entender lo que estamos viviendo y hay muchas respuestas que están por fuera de ella. Ese es el mundo que estoy explorando ahora y sobre eso voy a escribir en mi próximo libro: Historias de San Jacinto. Te abrazo desde Mar del Plata. No hay nada bueno de estar en cuarentena, salvo que tenemos más tiempo para leer y escribir 😉

  2. DANZA Rodolfo

    Hija de una pareja amiga, conozco a Lucía desde su nacimiento. Padres y amigos, estamos orgullosos. Fuera de lo pedagógico, el relato de la niña examinada, no puede ocultar la explotación que los patrones quinteros ejercen sobre los jóvenes del cinturón frutihortícola que rodea a Mar del Plata. Trabajo infantil y en negro. Felicito a la autora del artículo, por aprovechar su cuarentena y convertirla en el ocio teorético del que hablaban los griegos en la antigüedad.

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