Facebook is not following the crowds

En Valley Wag le dan con un caño a Mark Zuckerberg por el ruido que hizo el cambio de rediseño de Facebook: no sólo a la gente, sino a sus empleados no les gustó el nuevo «Twitter-Stream». Y como dice este blog, demuestra que se quedó un poquito enojado por no poder comprar parte de Twitter y quiso hacer algo muy parecido…al menos en diseño.
MZ repartió un polémico meme interno, en el que dice que las compañías disruptivas y transgresoras no escuchan las «estúpidas opiniones de sus usuarios». ¿Lo popular va en contra de la Innovación?

Me gustó la visión de The Last Jacket, que afirma, ok, más que riesgos (como ignorar las opiniones de usuarios) a la hora de innovar, los americanos aman los negocios vinculados a elites:

«The main reason risks are successful is because they go after an elite component of the market. They create an ideal which we all want to aspire to for better or worse. Thus they create an inherent need for us to buy/use their product in an effort to look cool».

Facebook empezó con este modelo elitista, restringiéndolo a universitarios de USA y ahora quiere «mantener el buzz», pero es grande, ya llegó al mainstream y tiene un claro modelo comercial. Twitter no, nadie sabe adónde va y está en ese momento de definir cómo sale del ambiente tech.

Esta entrada tiene 2 comentarios

  1. Lex

    El buzz sobre lo estético se entiende sobre dos principios: uno, que para el usuario, la aplicación es la interfase. No la programación, la funcionalidad, ni el modelo de negocio: la interfase, todo el conjunto gráfico que encierra el rectángulo que es la ventana del navegador, y las acciones que se disparan con la interacción. El segundo principio tiene nombre: misoneísmo, que es el odio o aversión hacia lo nuevo o innovador. En este sentido, MZ tiene razón.
    Ahora, ruidoso o no, hay algo en el cambio de Facebook que nadie ha comentado por estar enceguido con lo estético. No tengo una estadística precisa o un número neto que justifique mi enunciado, pero tengo la seguridad empírica de que la participación en Facebook ha incrementado notoriamente. La publicación de elementos, los comentarios y los «me gusta» han inundado mi «timeline». Recibo más avisos de comentarios que invitaciones a grupos o a instalar aplicaciones idiotas. Y lo más destacable, es que este cambio y tendencia incluye a gente lejos de Twitter y del blogging.
    Como plataforma de microblogging, Facebook ha capitalizado el cambio con resultados que por lo menos para mí y mi entorno son tangibles.

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