Les comparto la segunda entrevista a un blogger, en este caso Jorge Gobbi, autor de Blog de Viajes, el primero sobre turismo de Argentina (lo tiene desde 2003). Este blog no solo es el primero, sino que ha sido durante muchos años una fuente indiscutible en el tema de viajes, Internet, medios digitales, redes sociales, etc. En 2009 fue premiado por Lonely Planet, la famosa guía global de viajes, como el «Mejor blog de viajes en Español».
Jorge participó en congresos y eventos sobre blogs (acá en Mendoza vino al Blog Day del 2009) y en otras provincias. Además, es Doctor en Ciencias Sociales, y da clases desde hace dos décadas en la carrera de comunicación de la UBA. Este mix entre periodista-blogger y académico me pareció interesante para hacerle preguntas a Jorge sobre temas y/o preocupaciones sobre el lugar de los blogs en el ecosistema digital, pero sobre todo otros vinculados a la creación de contenido, los influencers y el mercado de viajes que inunda nuestros feeds de cualquier red social.
En Twitter, Instagram y demás plataformas está activo como @morrissey y @blogdeviajes .
Magdalena Day (MD): Sobre el mercado de viajes. Hace 15 años la información o conocimiento no estaba tan diseminada, ahora casi 1 de cada 3 personas tiene un perfil en redes sociales sobre sus viajes o es casi influencer. ¿Qué cambió en esas micro audiencias?
Jorge Gobbi (JG): Hay cambios muy importantes en el contexto. Cuando aparecieron los blogs, fueron una alternativa a la información que circulaba por los medios. Por un lado muchos se definieron de manera oposicional a los medios, pero a la vez nuestros textos los tenían como referencia. El foco, en todo caso, era inicialmente la información. Pero con el tiempo lo que fue ganando espacio fue la construcción de un personaje, el blogger, algo que vemos tiene continuidad en las muchas actuales (influencers, vloggers, etc). Otro punto importante es que los medios y la vida cotidiana aún estaban claramente separados a principios de siglo. Hoy los medios sociales están totalmente incorporados en nuestras rutinas cotidianas, y eso se nota mucho sobre todo en el tema de la información en tiempo real. Hay quienes apenas organizan sus viajes, y se mueven por los destinos con Google Maps. Hay un privilegio de la experiencia sobre la planificación. Hasta es difícil hablar de «audiencias», porque ese concepto implica una separación bastante clara entre productores de contenidos y receptores. La distinción se mantiene pero por períodos cada vez más fugaces.

[Imagen de Jorge vía Ohlala]
MD: Sos blogger, profesor… ¿En qué ámbito te sentís más cómodo o en cuál pensás que agregás más valor? ¿Cuál es tu área de conocimiento o especialidad en el mundo académico y qué estás estudiando? Si estás en alguna institución que quieras mencionar, cátedra, etc.
JG: Pensar el mundo desde un marco académico tiene una serie de ventajas importantes (contexto, relevancia de los marcos históricos, analizar los fenómenos sociales en conjunto y no como hechos aislados, etc) y una serie de problemas importantes (una forma de producción que siempre va un paso atrás de hechos sociales cada vez más fugaces). Pero hay un valor en pensar desde marcos específicos, y eso es algo importante para aplicar tanto a tu trabajo académico como al blog. Ya llevo muchos años como docente de la carrera de Ciencias de la Comunicación de UBA, además de dar clases en UNTREF y UCES. Hace poco terminé de dictar un seminario de Doctorado sobre el tema de la Sociología de las Movilidades, que incorporó elementos de otros campos y conceptos que me interesan (Geomedia Studies, Mediatización, Datificación, etc). Esas movilidades pueden incluir viajes físicos de personas y objetos; viajes virtuales; transporte de objetos en cadenas globales de suministro, comunicaciones a distancia; etc. Y esas diferentes formas de movilidad pueden ensamblarse para incluir personas, redes, flujos de circulación, entre otros.

[Influencer de Instagram. Imagen via WegoTravelBlog]
MD: Si querés comentar sobre algún cambio o tendencia en el sector de viajes y turismo vinculado a las plataformas digitales, Internet, redes sociales que te esté llamando la atención o te interese abordar.
JG: Todo el mundo está hablando de la Inteligencia Artificial, aunque en general la conversación se limita a ChatGPT y sus consecuencias sobre determinados campos (educación, periodismo, etc). El principal temor es que desaparezcan ciertos trabajos, o que muchas prácticas educativas queden obsoletas frente a la Inteligencia Artificial generativa. Comprendo la alarma de muchas personas en este punto. Pero al menos desde mi punto de vista hay dos caminos importantes para pensar. La primera son las nuevas prácticas generadas por el uso de las plataformas de inteligencia artificial -los cambios que generan en las ya existentes seguramente van a ser notadas y analizadas antes. Muchas de estas nuevas prácticas están muy pensadas desde la «hiperproductividad» -«¡puedo hacer muchas más cosas en menos tiempo!»- pero con el tiempo seguramente habrá algunas tendencias no tan obvias. Y dos, las consecuencias del uso del archivo público de la Red para entrenar algoritmos propietarios. No deja de preocuparme esa «privatización» de contenidos antes públicos, y es difícil saber qué consecuencias puede tener para áreas clave de una democracia, como la creación y difusión de contenido noticioso, que requiere de ciertos niveles mínimos de credibilidad y veracidad -ok, todo eso viene en crisis hace rato, pero sería mejor no profundizar esas tendencias.
Si nos centramos en el mercado de viajes, han comenzado a aparecer algunos usos muy puntuales de los sistemas de inteligencia artificial para generar, por ejemplo, guías de viaje o responder preguntas. Nada muy diferente a lo que vemos con el uso de ChatGPT en otras áreas. Pero esto es solo el comienzo. Cuando la IA se combine de manera usual con la información en tiempo real y nuestra información personal -Google ya está dando pasos en ese sentido- seguramente vamos a ver nuevos productos y formas de generar información. Al principio, seguramente, en el tema de asistentes personales, pero luego seguramente van a llegar más cosas.
MD: ¿Cómo cambió tu forma de utilizar el blog? ¿Por qué y para qué seguís bloggeando después de tanto tiempo?
JG: Lo primero es que blogueo menos. Tengo más tiempo ocupado en la enseñanza. Pero además bloguear ya no es lo mismo que hace 20 años. Ahora, en buena parte por las necesidades del SEO y las exigencias de Google, hay que escribir más largo, usar palabras clave, configurar el texto de determinada manera, armar los textos para las redes sociales, etc. Un poco extraño las épocas en las que se podía ser espontáneo y escribir textos cortos, y en poco tiempo. Hoy ya no tiene sentido, simplemente no posicionan bien. El blogging se fue haciendo demasiado profesional. Tiene cosas buenas -textos de más calidad, más cuidado en el producto- pero también sus cosas no tan buenas -no es solo armar el texto, es mucho más.
Si sigo bloggeando es porque es mi sitio, son mis textos y están bajo mis reglas. Es cierto que Google tiene relevancia en cómo armamos los textos por el tema del SEO, pero podés ignorarlos cada tanto. También me interesa tocar temas que no suelen aparecer en otros lados. En general el contenido de viaje suele ser muy celebratorio y positivo. Entiendo la razón, hoy en la Red se escribe para los fans y entusiastas, y es evidente que hay ventaja en plantear todo desde el tema del «amor al viaje». Pero a la vez el mercado de viajes tiene muchos aspectos problemáticos que merecen ser analizados, como la relación entre movilidad y cambio climático, la hiperturistificación de muchos destinos, etc.

MD: ¿Qué diferencia hay entre lo que producís para el blog y lo que producís para el sector académico en relación a los viajes y el turismo?
JG: El blog nunca fue enteramente académico. Hay muchas entradas que se ubican en ese campo, pero otras tienen que ver con tecnología, arte, tendencias, etc. Me parece que el blog puede ser como una especie de esbozo de ideas que luego vas a desarrollar en otros ámbitos, como en ponencias. Me interesa mantener ese aspecto, no es necesario tener todo tan cerrado para escribir sobre un tema. Escribir, digamos, ayuda a pensar.
MD: ¿Suma a tu actividad académica lo que venís haciendo como blogger? ¿De qué manera?
JG: Lo uso como espacio para pensar en temas sobre los que voy a escribir. Pero hoy, como en otros ámbitos, la Academia le da más importancia a las redes sociales y a la difusión de actividades allí. Se puede ver en la importancia que se le da a Instagram y Twitter, por ejemplo. Pero aspectos realmente muy problemáticos en estos espacios y su forma de jerarquizar contenidos a través de los algoritmos. El foco pasa cada vez más por el entretenimiento, como sucede con TikTok. Lo que no parece tener nada de malo desde el punto de vista del usuario, pero desde la mirada del campo académico plantea problemas evidentes. La lógica del entretenimiento plantea una serie de condiciones poco propicias para el análisis de fenómenos a mediano y largo plazo, o para pensar en marcos puntuales.
MD: Escribir corto, escribir largo, escribir para el SEO, escribir ahora para la inteligencia artificial y la nueva lógica de los buscadores, y de plataformas como CHATGPT. ¿Peligros y oportunidades?
JG: Hay muchas personas que están aprovechando estas herramientas para organizar mejor sus tareas, producir textos más rápido, generar informes, etc. Pero los peligros son bastante evidentes también. No sólo la sobreproducción de contenidos de muy baja calidad; también el tema de la veracidad de los contenidos -algo que ya está en discusión con el tema de la generación de imágenes falsas pero fotorealistas. Por el lado de los crean contenidos en la Web pero un empeoramiento de un problema que ya tiene varios años: los buscadores y las plataformas de redes sociales envían cada vez menos visitas. En 2021 dos terceras partes de las búsquedas en Google no generaban clics hacia otros sitios, ya que buena parte de las preguntas eran resueltas por las respuestas predeterminadas. Con los sistemas generativos de inteligencia artificial, que ya crean textos a partir de los pedidos de los usuarios, este tema difícilmente vaya a mejorar. Me preocupa que haya cada vez menos razones para publicar en la Web y que todo el contenido quede en sistemas cerrados y propietarios, que encima cada vez interactúan menos entre ellos. Hay muchas razones para escribir en un blog, pero no creo que ninguna de ellas sea «entrenar a un algoritmo propietario».

MD: ¿Cómo ves que puede cambiar el “rol” de las personas en Internet y las redes sociales? Digo, de repente parece que somos todos creadores de contenido. ¿El influencer de Instagram es lo que era antes el blogger? Qué diferencias ves no solo desde la creación de contenido en las plataformas, sino en la calidad, el estilo de vida, etc.
JG: No, son figuras diferentes, aunque haya similitudes en cuanto a la idea de la construcción de un personaje. El influencer está centrado en las experiencias personales como «representativas» del estilo de vida que buscan sus seguidores, y funcionan bien en el ámbito de las redes sociales. Los veo como muy exitosos en ciertos ámbitos donde movilizar grupos no tan amplios de personas pueden tener un impacto muy importante -cafeterías, por ejemplo- pero tengo mis dudas en mercados más masivos, donde finalmente lo que hacen se parece mucho a la publicidad tradicional. El blogger está más ligado con lo informativo, y en ese sentido si veo una continuidad con figuras como los vloggers de YouTube, aún cuando muchos de ellos se encuentren más orientados al entretenimiento.
Es cierto que hoy mucha más gente publica si lo comparamos con principios de siglo, pero una buena parte de los usuarios de Internet se limitan a leer y a tener bajos niveles de participación. Y si vemos como los generadores de contenidos en la Web tienen cada vez más problemas para financiarse -los medios son un ejemplo bastante evidente de eso, pero también se puede aplicar a los bloggers- veo como un problema a futuro cuál será la viabilidad comercial de este tipo de propuestas. Generar contenidos generalistas es cada vez más barato, pero no sé quién va a financiar los materiales más elaborados. Algunas consecuencias son visibles hace tiempo, la calidad de muchos de los contenidos de los medios ha caído en picada en los últimos años, y mejor ni hablemos de los sueldos de los periodistas.
Las enormes posibilidades de expresión que hoy brindan las herramientas son algo que siempre hay que remarcar y celebrar. Pero tampoco hay que olvidar que muchas de esas posibilidades pueden terminar opacadas o invisibilizadas si todo termina concentrado en pocas plataformas propietarias. Hay iniciativas interesantes como el Fediverso, pero por ahora claramente no han logrado ofrecer la facilidad de uso de las redes sociales que todos conocemos. Un futuro de publicación descentralizada sería siempre deseable, a pesar de los enormes desafíos que implica a la hora de controlar los trolls o el spam. Por desgracia, las grandes plataformas hace rato tomaron el camino de cerrar cada vez más sus contenidos, como muestra el camino que tomó Twitter, alguna vez la red más abierta y que más interacción permitía con terceras partes.