Crisis, feriados y no-comunicación de gobiernos. El caso Singapur

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Desde 2020 la desarticulación en términos de comunicación, en todos los niveles, fue notoria. Se entiende que vivimos algo excepcional, y los gobiernos hicieron lo que pudieron para mantenernos vivos, vacunarnos, en una situación sobre la que nadie sabía demasiado porque era nuevo. Pero la no existencia de comunicación o el mal manejo de la misma, no tiene demasiados justificativos

La crisis sanitaria por COVID-19, la información sobre las vacunas, la organización para recibir las vacunas, las diferencias entre las instancias nacionales y provinciales, marearon bastante. En sitios nacionales, cuando se buscaba información sobre vacunas, los sitios oficiales del gobierno explicaban quiénes la produjeron (compañías farmacéuticas), de qué país provenían, y yo simplemente quería hacer preguntas como «qué hacer y no hacer las horas antes si me toca vacunarme»; podrían haber desarrollado preguntas y respuestas sobre temas que la gente resolvía con el boca a boca. Ejemplos, ¿puedo tomar algo antes de ir a vacunarme? (Tafirol, por ejemplo). «¿Qué hago si siento dolor en el cuerpo después?». Toda esa falta de información, dio lugar a una educación paralela que las personas resolvían entre ellas, o con médicos, o con Google.

La comunicación gubernamental, en general, es muy «1.0», pensada para la prensa más tradicional, que no está aprovechando las posibilidades de la tecnología. Se considera que un tweet o un anuncio publicitario, o un post en los sitios de prensa, o la pauta oficial, alcanzan. Hay tanta información, ante la ausencia de canales oficiales (chequeados), que la gente no sabe qué decisiones tomar. Y la falta de información paraliza o ralentiza las decisiones.

Otro ejemplo del caos comunicacional (o la desarticulación) que se vive es el feriado posterior al atentado hacia la Vicepresidenta, y el mal manejo comunicacional de todas las instancias. Yo me enteré a las 12 de la noche. Estaban tan infumables los noticieros, por la tensión política de esos días, que me desconecté y puse una serie. Cuando puse el noticiero de nuevo a la medianoche, me pareció surreal lo que decían, si bien con los días fuimos entendiendo lo que había pasado. Me fui a dormir luego de ver que se había declarado un feriado.

Un meme que circuló en las redes sociales sobre el caso de Jujuy, similar al de Mendoza

Decidir algo así de un día para el otro, sólo entorpece la vida cotidiana y genera más desaliento, que es lo único que deberían buscar mejorar nuestros dirigentes. Cuando me levanté al otro día, me enteré por el grupo de Whatsapp del gimnasio que Mendoza no adhería a ese feriado. El chat explotaba, las alumnas preguntaban a las profesoras a las 6 de la mañana «¿Vamos?» «¿Hay clases?». Probablemente fue una buena decisión del gobierno provincial en términos políticos, pero mala en términos comunicacionales, porque si la Nación decidió otra cosa, mientras todos dormíamos, esto generaba más incertidumbre: ¿Quiénes se adhieren al feriado declarado de urgencia?. En ese caso, la sobreabundancia de información confusa, sin confirmar, de un hecho grave sobre el cual desconocíamos los detalles, empeoró, en mi opinión, la desazón generalizada.

Mientras tanto me imagino trabajando a todas las áreas gubernamentales para ver qué se comunicaba a nivel oficial, boletín oficial, noticieros, etc. Pero hay gente que no ve los noticieros, no lee los diarios, etc. ¿Cómo no mandan un sms o un mail? Hay muchas formas y tecnologías disponibles para que la vida del ciudadano sea menos miserable en este caótico país en el que vivimos. Pero, a una buena tecnología debe sumarse una buena comunicación. Creo que fue sano bajar la espuma los días posteriores, para que los hechos hablen por sí mismos, y comprender así la gravedad de lo sucedido. Pero, como le dice el primer ministro Harold Wilson a la reina Elizabeth II en The Crown: «nadie quiere histeria en un líder en medio de una crisis». Creo que se está subestimando el poder de transmitir calma o caos de los líderes, y cómo la mala o no comunicación, lo potencia o anula.

Para darles un ejemplo de un país que se toma en serio cada mensaje que se le manda a un ciudadano, y el tipo de información que puede aliviar la angustia de una crisis le pedí a una amiga que vive en Singapur que me mandara algunos screenshots de la comunicación oficial. Durante toda la pandemia me iba contando lo que el gobierno les avisaba, y me parecía fantástico cómo mantenían con ellxs ese canal de comunicación. Ya demasiado difícil era estar aislados, razón por la cual el gobierno de ese país los mantenía informados con un whatsapp oficial y miles de miles de herramientas para sacarse dudas sobre vacunas, viajes, salud, etc.

El whatsapp oficial del gobierno de Singapure que mantiene a la gente informada sobre medidas de COVID y sanidad

Tanto para la crisis sanitaria como para estas emergencias, los gobiernos no pueden pedirle a uno que «busque» información o decir que la «habían publicado en el sitio» o «lo mandaron a los noticieros» porque en 2022, esa respuesta sólo muestra mala comunicación oficial. Muestra una perspectiva noventosa, que no entiende de comunicación digital ni de la razón por la cual la tecnología y las redes sociales generaron una revolución en la dirección vertical y asimétrica de la comunicación. Hoy, la buena comunicación es la que «llega» al celular o bandeja de entrada de las personas. No la que hay que salir a buscar

La gente más carenciada probablemente no tiene cable para ver noticieros o wi fi para navegar por miles de sitios confusos. Pero sí tiene un celular. Hay que aflojarle a la autopromoción y el bombardeo de noticias como obras inauguradas, y quién le gana a quién, para que todo ese ruido comunicacional ayude a tomar decisiones del día a día de la gente.

El caso de Singapur muestra cómo se busca ordenar y mejorar la vida diaria, del ciudadano. Ahorrarle tiempo y esfuerzos en información no chequeada y no oficial.

Uno de los mensajes que les mandaron el año pasado cuando empezaban a ponerse las 2das dosis
El gobierno de SG no solo tiene canales para autopromocionarse sino Telegram y Whatsapp para una comunicación con los ciudadanos que les sirva

La pauta oficial en todos los niveles es fundamental porque la comunicación hoy, es decisiva. Pero bien implementada. Ni mal implementada, ni ausente. La comunicación, sea en TV, diarios, redes sociales, afecta toda la vida ciudadana.

No debería tener que poner un gobierno de tan lejos para dar ejemplos. Como también tuitié al día siguiente del feriado/no-feriado que no quedaba claro, los gobiernos tienen toda nuestra información, pueden usar mensajería push (una tecnología para mandar SMS sin el costo de los mensajes de texto), como los que recibís de tu agencia de telefonía para conocer promos. Todas esas herramientas las tiene Argentina, las tienen las provincias, las desarrollan emprendimientos locales, no les estoy hablando de nada del otro mundo. Tiene que haber una decisión y personas decididas a dejar de marear a lxs ciudadanxs, de «leer» el sentimiento de la calle, no hace falta sondear las redes sociales ni hacer encuestas. La no comunicación, y la comunicación confusa genera malestar, e incertidumbre.

Un bot que responda dudas sobre COVID-19

En fin, la no comunicación oficial hace que todos los canales paralelos, desde las fake news hasta noticias que tienen buenas intenciones pero son erróneas, lleguen a la gente y causen mayor confusión. Por supuesto, la comunicación refleja el estado de la política, la no comunicación igual. Creo que se pueden mejorar estas herramientas para hacernos la vida un poquito más fácil.

Imagen destacada vía Cañuelas al día

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