Sé que a todos los que trabajan en un proyecto les pasa: hay días que se hace muy difícil y dan ganas de renunciar. Sobre todo cuando llevás un año de pruebas y experiencias de ponerte frente a inversores se aprende mucho y se entiende que no es fácil.
Lo que trabajé y aprendí durante este último año -en que me volví de BA y aposté con todo a mis ideas- tiene muchísimo valor, aunque fue inevitable pensar que fue mi primer fracaso entrepreneuril.
¿Por qué? Bueno, fue un FAIL después de apostar a armar un equipo, 10 meses de trabajo, y de conseguir un seed capital: tuvimos muchos avances pero manejamos muy mal otras cosas. Chau financiación, chau testing, chau equipo. Si buen hubieron cosas muy copadas como salir entre los ganadores de la competencia local de Endeavor, terminó en un desgastante»bueno listo, veamos con qué sigue cada uno».
Empecé a trabajar en otras cosas que me gustan mucho. Pero todos los días iba a dormir pensando, «¿Cómo voy a hacer para seguir sola?» «¿Me va a ir bien?». Sí, dudé, quise renunciar, tuve un bajón que me hizo preguntarme y aunque haya consejos positivos o negativos, con onda, decidí bajar un poco de la nube de pedo y ponerme objetivos claros para no tener miedo.
Decidí tomarme un tiempo para ver el asunto con cierta perspectiva y, fiel a mi estilo, retomé con todo la semana pasada!! Y acá estoy porque no quiero caer dentro del porcentaje de los que abandonan. Y si bien un fracaso como el que resultó de este primer intento de start up es, dentro de todo, deseable para algún próximo Angel o Inversor (porque ya tenés conocimiento y mucha garra para «meter un gol») es duro aceptarlo.
Ante tantas dudas y cambios me di cuenta (recurriendo también a leer los miles de blogs sobre entrepreneurship) que la mejor forma era, como dice Alejando Suárez, enfocar el proyecto pensando en algo simple, que responda a alguna necesidad o problema real, trabajarlo, volver al ruedo y hacer negocios!!!
Alejandro pregunta: «Y tú, eres de los que se ha rendido ya?» refiriéndose a muchos chicos-equipos que le vendieron sus ideas, pero ante la dificultad del día a día y de conseguir inversiones, se consiguieron un laburo y hasta se olvidaron de su proyectito. OK, es jodida esta época, porque no sabemos si hay plata dando vueltas; pero también es buen momento de este lado para darnos cuenta de que, si realmente lo vamos a hacer, a cuánta gente vamos a comprometer en nuestro camino, y entender que si le damos para adelante hay que darle «hasta el fondo».
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