
Varios puntos de la Ciudad de Mendoza fueron durante mis años de estudiante universitaria «EL» lugar fuera del radar de la gente y del ruido para pasar horas estudiando. Una de mis quejas más frecuentes en las redes sociales, y con mis amigos, es el volumen de la música en los cafés. La mayoría de los administradores o cajeros de cafés piensa que uno quiere sentarse a que lo dejen sordo mientras come. ¿A nadie se le ocurre que su negocio podría ser darnos un refugio silencioso?
Parece que no, y parece que hay que volver a los lugares más tradicionales, esos lugares de siempre, que además nos permiten encontrar buenos (muy buenos) libros. Éste es el caso de las bibliotecas de la Universidad Nacional de Cuyo y de los instituos de idiomas de Mendoza: AMICANA tiene geniales obras norteamericanas, el Instituto Cultural muy buenas obras literarias inglesas y norteamericanas también, la Alianza libros en francés, y el Goethe los clásicos alemanes.


Por todos estos institutos pasé y saqué libros pero creo que nunca cobré conciencia de lo barato que es acceder a los mejores libros hasta hace unos meses cuando empecé un curso de alemán y me dijeron que el acceso a la biblioteca costaba un peso por mes. UN PESO sumado a la cuota mensual, por supuesto fui inmediatamente a llevar una foto carnet y asociarme.
Claro que para sacar libros, tanto de esos institutos como de la UNCuyo, hay que ser estudiante, egresada o estar cursando estudios, que si no se les ocurre lo consideraría ya que una matrícula mensual tiene el valor de uno sólo de los cuatro libros mensuales que pueden sacar (si es que lo consiguen acá). Y no estoy muy segura de qué va primero, si lo estimulante de descubrir nuevos libros, o lo estimulante de descubrir una nueva cultura.
El panorama de las bibliotecas públicas me preocupa un poco: uno de los principales del centro, la biblioteca del Poder Judicial, está ahora inhabilitada y repleta de archivos. Quizás no la conozcan porque no está demasiado difundida, sobre todo por tener libros para abogados y no es una estructura independiente sino un salón en el Palacio de Justicia (España y Pedro Molina).

Lo que ahora se ve como un rejunte de pcs viejas y archivos, era antes una sala de lectura. Como opciones de bibliotecas públicas quedarían la biblioteca Gral. San Martín en la Alameda, que es sobre todo un lugar para conseguir libros de historia y cultura mendocina, y su ubicación no está muy buena. Entiendo que no haya mucha demanda de bibliotecas como sí hay de malls o restaurantes, pero sin lugar a dudas sería muy necesario contar con un lugar del estilo para fomentar el disfrute de la ciudad.
Otra, y muy cómoda, es la Mediateca belgrano, en Godoy Cruz.
Muy Bueno y oportuno … estoy en este momento haciendo un esfuerzo por leer en Starbucks de Palmares, con la música a full y la gente a los gritos.!!
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Muy bueno. Gracias por difundirlo.