3 lecciones de la serie «The Dropout» sobre Theranos y Elizabeth Holmes

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A principios de 2022 salió la condena a Elizabeth Holmes, fundadora y CEO de Theranos, y la prohibición a que dirigiera compañías públicas por 10 años. El caso marca un antes y un después en la meca del emprendimiento, Silicon Valley, en California, Estados Unidos. Pero también es un punto de inflexión en la cultura de la innovación tecnológica. Casi 500 millones de dólares le debe a sus inversores mas demandas de testeados en por ejemplo los centros de Walgreens. Theranos surge de la suma de dos palabras «Therapy and diagnosis» (terapia + diagnóstico)

Este año la serie «The Dropout» (término con el que se definen a los que abandonan la universidad) se basa en un especial de la cadena ABC News con un resumen de la historia, la vi y me pareció muy buena. En primer lugar la actuación de Amanda Seyfried es genial, muy graciosa lleva a un extremo la supuesta rareza de Holmes que la hace ver entre sociopática y alienígena. Después, está acompañada por grandes actores como Naveen Andrews (Sayid de Lost), varios de Mad Men, House of Cards. Y resume la historia que tiene todos los ingredientes para ser entretenida: el modelo de la joven «self made», la meritocracia y ambición de Silicon Valley y el sector tecnológico, la obsolencia real de algunas industrias, y ese FOMO (Fear of Missing Out) de algunos ejecutivos que aun experimentados, decidieron que no querían perderse el tren de la innovación.

Trailer

Eso queda claro en el trailer, en la frase que dice el ejecutivo de Walgreens: «Estos chicos quieren cambiar las cosas ahora!». Los discursos de Holmes son exactamente los mismos que durante las tres décadas anteriores siguieron muchos fundadores de empresas y plataformas que utilizamos todos los días: «cambiar el mundo». Sin duda, su proyecto era interesante, y realmente vio un nicho, solo que hizo todo mal. Pensemos ahora, después de una pandemia que nos agarró desprevenidos, si Theranos no hubiera sido útil.

Para quienes no conocen el caso, lo describo brevemente: una chica de 19 años que estudiaba bioquímica en Stanford tiene una idea para hacer parches/dispositivos que no hagan falta pinchar a alguien para sacar muestras de sangre. Le cuenta a un profesor, le dice que es buena idea, ella empieza a buscar financiamiento, se asocia con dos científicos, ingenieros, luego un químico y consigue financiamiento. El producto nunca funciona, sino que va más bien haciendo lo que sea para conseguir más inversiones, se convierte en un unicornio, gigante, pero nada de su tecnología funciona, sino que usan tecnología de otras empresas (Siemenes por ejemplo) para analizar muestras de sangre. En esos años (2011-2013) el sector biotech era el cohete en el que todos se querían subir, desde profesionales de la ciencia, los negocios, hasta los inversores.

En fin, si bien la historia de la serie es entretenida, para conocer a fondo este caso, el libro de John Carreyrou, un periodista del Wall Street Journal fue clave. No solo se animó a publicar denuncias y críticas a Theranos mientras Holmes era elegida la emprendedora del año, alabada por Biden, Clinton y Obama; sino que escribió “Bad Blood”, un libro impresionante con esta historia. Está en audiobook si no lo consiguen, se los recomiendo. Dice Carreyrou en una de esas presentaciones y en el libro:

Era escéptico sobre esto de que una chica de 19 años había dejado Stanford con un semestre de ingeniería química bajo sus brazos para ser pionera en groundbreaking medical science. No creía que eso fuera posible. Sé que había un historial en Silicon Valley de drop outs que habían inventado cosas como Facebook,Mark Zuckerberg, cuenta la leyenda se enseñó a sí mismo a programar o Bill Gates, tres décadas antes, eran programadores self taught. En el caso de Zuckerberg fue un sitio, Facebook, pero tecnología. En medicina es distinto, no solamente se suele tener un título en medicina, sino Phds Postdocs. No solo es necesario todo este entrenamiento formal, sino que también necesitás hacer años o décadas de investigación para agregar valor. Hay una razón por la cual los Premios Nobel de Medicina reciben sus premios en sus 60s, se requiere una vida de trabajo.

[LINK al video con la presentación que hizo con Jason Calacanis)

Me pareció interesante un comentario que hace Carreyrou sobre los puntos de venta del libro según su editorial “Pensé que Silicon Valley y San Francisco serían el lugar con más ventas, pero fue DC”. Quizás tenga que ver con que en el “board” de advisors (Junta de Directores) de Theranos se encontraba el Secretario de Estado Henry Kissinger, George Schultz, el General Mathis, un ex Apple y hasta Rupert Murdoch, magnate de los medios, quien invirtió más de 100 millones de dólares. Nunca se había visto un board tan power en una startup, era una clara señal a las grandes farmacéuticas y al mundo, de que manejaba las relaciones que le permitirían devorarse al mercado regulatorio. 

Una investigación del Wall Street Journal reveló que las máquinas “Edison” y “Mini lab” no podían hacer los análisis de sangre que se le estaban vendiendo a la gente incluso en farmacias. No obstante, muchos de los problemas de esta tecnología que recaudaba millones de dólares cada año, eran bastante normales para cualquier emprendimiento tecnológico.

Muestra una cultura muy particular de los emprendimientos, una es la velocidad, el trabajo 24/7, la ambición, y estar dispuesto a hacer cualquier cosa para que el discurso de cambiar el mundo coincida con los fines empresariales. Antes se recompensaba esta cultura. Otra es el desdén por las reglas y una sobre estimación de la educación formal, por ejemplo (en el board de Theranos no había científicos, si bien era una biotech).

SAN FRANCISCO, CA – OCTOBER 06: Theranos Founder and C.E.O. Elizabeth Holmes attends the Vanity Fair New Establishment Summit cocktail party at The Ferry Building on October 6, 2015 in San Francisco, California. (Photo by Michael Kovac/Getty Images for Vanity Fair)

Para graficar esta cultura un gran ejemplo es Peter Thiel, el primer inversor de Facebook (co-fundador de Paypal, y Palantir), y un personaje polémico por sus posiciones intelectuales y su ideología libertaria en extremo. Thiel tiene entre sus proyectos la Thiel Fellowship, que ofrece 100mil dólares para que jóvenes talentosos elijan empezar una compañía en vez de estudiar, y para no endeudarse en la educación del sistema estadounidense. Por lo tanto, en términos de comportamiento, este sistema de la innovación y de Silicon Valley ofrece incentivos para saltarse la institucionalidad y las regla. Ser un drop-out, es casi una obligación para saltar al estrellato como lo hicieron Steve Jobs, Mark Zuckberberg y Bill Gates.  

No fue hasta esta condena de Theranos que el mundo se enteró de las prácticas por las que toda startup y emprendedor ha pasado. Que se consideraban normales, y que incluso había que tolerar como parte del proceso.

Es por esto que el caso de Holmes es un antes y un después, no sólo por la magnitud del dinero fraguado, sino porque advierte que en el modelo de innovación copiado en todo el mundo, ciertas cosas deben cambiar.  La cultura del Move fast and break things, lema inicial de Zuckerberg, en muchos casos implicó prácticas empresariales y laborales que apostaron a la flexibilidad, y a tomar riesgos como filosofía de vida, pero cuyos resultados tienen efectos de todo tipo. 

Theranos no es la única empresa de biotecnología que ha pasado por juicios y denuncias. Otra conocida, 23andme, está pasando por un proceso similar, por lo que queda claro que el boom de las empresas de biotecnología marca otra etapa en la innovación tecnológica, en especial en una pandemia mundial.. Cualquier persona con experiencia en el mundo de los emprendimientos sabe que las iteraciones son parte del desarrollo de un producto: muchos features o características se van cambiando, la tecnología a veces funciona y otras veces se modifica. Pero no es lo mismo un sitio de networking, o una plataforma para conocer gente, que una tecnología que pone en juego la salud de las personas.

Para terminar, creo que además de ser entretenida, y resumir un caso que realmente no se puede creer, en donde hay un gran problema ético y sobre todo que marca un límite en la cultura emprendedora cuando entra en juego no el usuario de un juego o red social sino la salud de una persona; hay lecciones a aprender.

  1. La primer lección es tanto para emprendedores como para científicos. Hay mucho hype o U$$$ alrededor de las startups científicas, como las de biotech. Esto. implica que los investigadores o científicos entran en la lógica de negocios, y los emprendedores o profesionales del marketing y las ventas entran en contacto con el sector de la ciencia, que tiene otras reglas. Este último está muy bien caracterizado por el personaje de Ian Gibbons, que lamentablemente tuvo un desenlace trágico. Esto se ve en la parte en la que Holmes le dice «¡No entendés de negocios!», y él le responde «¡Y vos no entendés de ciencia!». Elizabeth Holmes estaba siendo muy presionada por su board para dar resultados comerciales, cerrar contratos, es decir, mostrar rendimientos de las inversiones. Por eso quiebra las reglas y se inventa dispositivos en su cabeza, que los ingenieros no pueden hacer siguiendo la investigación. El científico que hacía las patentes con ella le remarca, la ciencia tiene otros procesos, otros tiempos. Creo que los dos tenían una visión dentro de todo acertada, solo que ella no contempló las cuestiones éticas, y como CEO tendría que haberlas contemplado. Estaba resguardando la rentabilidad de su negocio y la posibilidad de que el Board o Junta Directiva no termine con su empresa. Por eso creo que es clave que los inversores también tienen que ser responsables, hubo una gran negligencia o culpabilidad del board de hacer la vista gorda (menos el ex Apple Avie Tevanian), y de ser todos muy poderosos, pero ninguno entender un pomo del negocio en cuestión. Eso es básico. Entonces, la ciencia tiene un proceso y un tiempo, es decir unas reglas de juego. El dinero de los inversores otro. Por eso tener inversores que entiendan estas reglas de juego o especificidad es importante, porque así no le piden la cabeza a un ejecutivo cuando no cumple con sus tiempos. Ella no debería haber hecho cualquier cosa para responderle a sus inversores, que es lo que hizo y la lleva ahora a la cárcel.
  2. La segunda lección para mi tiene que ver con el ser mujer. Y se resume en las frases del personaje de la profesora de Stanford sobre ser mujer y ser emprendedora. «Si lo arruinás, lo arruinás para todas». En los ámbitos de poder y de negocios se ven pocas mujeres, en ese entonces era peor, y había tantas ganas y necesidad de ver a una mujer triunfar que creo que también fue parte del encumbramiento de Holmes. Creo que esta es una lección sobre la presión que tiene una mujer también para hacer las cosas, si bien tiene aun más posibilidades a partir de ese vacío o techo. de cristal. Pero justamente, la crítica es más feroz si te va mal.
  3. La cuestión ética de los empleados que como profesionales y seres humanos se dieron cuenta que había que poner un límite. Y que era mejor bajarse de ese unicornio, decir esto no está bien, y señalar otro camino, otra forma de hacer las cosas. Pero no solo por el éxito, el impacto mediático, la carrera de uno/a y los demás, sino por las personas que se ven afectadas por ese ritmo de romper cosas, y de seguir a pesar de todo. En este caso, hablamos de la salud de personas de carne y hueso, fuera de todas esas frases de Yoda y Jobs.

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